No hay tiempo en el sentido de un fluir universal, sino tiempos diferentes.
El tiempo parece fluir incesantemente y, al igual que la corriente de un río, el tiempo parece fluir incesantemente y siempre en una dirección: hacia el futuro. Pero tal vez eso no sea cierto. En el siglo pasado, la ciencia descubrió que muchas de las ideas de nuestro tiempo probablemente no sean más que una ilusión. Al contrario de nuestras experiencias cotidianas, es posible que el tiempo no fluya en absoluto, que nuestro pasado no haya pasado en absoluto y que nuestro futuro ya esté aquí. Resulta que el tiempo puede acelerarse o ralentizarse. Y los eventos que parecen ir siempre en una dirección también pueden ocurrir en el orden inverso.
Kenek Kendama trata de eso, del concepto de invertir el tiempo.
Permítanos llevarlo a un pequeño viaje confuso que pretende ser estimulante y alegre.
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